Ayer, mientras vigilaba la salsa, me puse a leer una revista académica vieja y me quedé pegado en un artículo sobre Wattpad y cómo reemplazó el territorio que gran parte de la blogósfera (que vieja palabra) lideraba: la escritura narrativa, fantasiosa, con mucha interacción de los lectores.
Pienso que la otra parte se fue a twitter, luego a IG y ahora intenta adaptarse a Tik Tok o volver al lujo de tener una vida privada. El asunto es que también mencionaban a Mark Fisher (que sabemos, acá gran parte del mundillo lo conoció por la traducción argentina, aunque hasta hace poco sus libros estaban gratis en inglés) y a personajes que cultivaban sus blogspots tan literarios que desaparecieron de la misma manera. ¿Y yo? Pasé por todas las etapas, obviamente.
Y creo que he llegado a una opción óptima, asumiendo que en estas plataformas uno experimenta la escritura con la noción de un espacio de recepción pero no una audiencia concreta, lo que te alivia muchos problemas. Acá, por ejemplo, divagando sobre el Public Radio después de cocinar para ir corriendo donde mi amada esposa para ver si hay algo bueno en HBOMAX.