
A propósito del documental Rompan Todo me pidieron mi opinión en La Agenda, más específicamente, Gustavo Álvarez Núñez a quien encantado le respondí como el analista cultural en que me convertí.
A propósito del documental Rompan Todo me pidieron mi opinión en La Agenda, más específicamente, Gustavo Álvarez Núñez a quien encantado le respondí como el analista cultural en que me convertí.
En medio de la pandemia empecé a conversar con amigos o gente de confianza sobre lo que nos espera tras el desconfinamiento (si es que lo hay).
Ahora, en esta segunda etapa me centraré en investigadores y sus nuevos libros con nuevo opening y en conversaciones más acotadas y con precisión quirúrgica.
Comencé con Tomas Peters y su sobresaliente Sociología(s) Del Arte Y De Las Políticas Culturales (Metales Pesados) y puede escucharse en varios formatos por acá.
Ese es el título de mi texto incluído en el libro/colectivo/proyecto Arde.
Fue lo primero que me salió cuando me invitaron a participar.
Después no estaba seguro, sobre todo al enterarme que compartiría espacio con escritores, artistas, intelectuales y académicos de varias generaciones incluyendo además a figuras más mediatizadas como Zizek, Raúl Zurita o Diamela Eltit.
Me acordé que en en septiembre de 1988, antes del plebiscito, se publicó un libro bello y de similares características (Arturo Navarro fue el editor y me mandó el scan).
Inspirado en este texto de Carlos Olivárez, escribí el mío.
Aunque luego pedí que no se publicara, al verlo finalmente en Arde siento que al final es la única forma que tengo de hablar con él (y con el acontecer histórico-político).
Hola, Carlos.
Nunca pienso mucho en esto, pero mi editora me hizo volver a CBB para unos trámites para México.
Fue en 1993 o 94, cuando un ex hippie de una tienda de instrumentos de Concepción me mostró un libro de rock con Frank Zappa en la tapa. Lo guardaba como una reliquia, con subrayados y apuntes en lápiz grafito.
A mí me llamó la atención: ¿Escribir sobre música? ¿Hacer “teorías” sobre discos y canciones?.
Nunca me lo pude conseguir. Hasta que en 2016 conocí al autor quien me recomendó vomitar todas mis ideas, conversaciones, párrafos que pasaban desapercibidos en críticas de discos.
Yo, que conocía las redes y procedimientos dudosos (para mí) de las editoriales, decidí —mas o menos conscientemente— escribir el libro #00 como decía mi esposa y presentar el proyecto a la editorial que lo publicaba a él que, en ese momento, como dije en la TV de Perú se dedicaba a la narrativa y especialmente a la poesía, lo que me hacía sentir más contento aún. Los quiero mucho, Eutopía.
Gracias a este colega, el texto apareció gigante (¡y elogiado!) en El Mercurio antes incluso de llegar a librerías (el único ejemplar que mandé a un medio, en La Segunda me dio lata aparecer a dos páginas trabajando yo allí). Tampoco quise lanzamientos ni esas cosas que hacen los escritores que tenía que cubrir.
El experimento funcionó: el ensayo apareció (o fui entrevistado) en medios de España, Perú, Argentina y hasta Radio U. de Chile, Rockaxis (hola Marcelo Contreras) y CNN. También recibí felicitaciones de los colegas que admiraba (y sigo admirando). Y Alfredo Lewin decidió organizar en el Instituto Británico lo que más se aproximó a un lanzamiento.
El viaje a Lima (originalmente iba a cubrir a los chilenos de la Feria del Libro y de paso a hablar de música) fue extraño, con una mezcla de divertido hate de cierto público que llenó la presentación (y no entendió bien el libro… agh debí haberlo dividido por capítulos) y la buena onda de los presentadores (Alan, Fidel) con los que nos fuimos a tomar unos chilcanos mientras de fondo tocaba Miki González y luego me fui al hotel a llamar a Daniela y contarle que todo esto es muy loco. Lo que de verdad no me esperaba era esta segunda oportunidad de salir a exponer las pocas ideas interesantes que tiene, pero que valen la pena. Veamos qué pasa, antes que venga el #01.
Por eso les dejo esta entrevista de 2018: ¿Cierto que lo mejor es nuestro gato Elliott?
Algunas reacciones que logré ordenar y guardar en mi informe al Ministerio de Cultura.
Después de 15 años, tengo clarísimo que esto es parte del trabajo y por eso vale la pena seguir haciéndolo.
De todas formas, si lo vemos en modo mercurio retrógrado (hola Daniela!) reconozco que lo experimentado, vivido, conversado, debatido políticamente superó expectativas que ni sabía que tenía. Salud por eso.
Este año empecé a escribir de canciones (y a veces discos) que me gustan y que se me pierden y vuelvo a encontrarlos. Retomé tan sana afición con el opening de Evangelion.
“Arde”: Diversos intelectuales, artistas y personalidades de la cultura reflexionan en texto y fotografía sobre el referendum de este domingo
Acaba de aparecer en la Contrapulso, Revista Latinoamericana de Estudios de Música Popular, específicamente en el Dossier Música y Política mi paper sobre “An evening with Salvador Allende”. Puede leerse acá.
Aunque escribí una tesis sobre el tema, fui socio de varios videoclubes y pasé un semestre sabático viendo algunos clásicos (y desechando otros), nunca he querido formar parte de esa elite que escribe sobre películas y las cosas que pasan después. Pero eso no impide que escriba sobre el asunto, claro.